: sex symbol de Hollywood (I) |
William Bradley Pitt; Shawnee, Oklahoma, 1963) es hijo de una maestra y del manager de una empresa de camiones, se crió en Springfield, Missouri, donde se graduó en el High School de Kickapoo. Estudió periodismo en la Universidad de Columbia, Missouri, pero abandonó los estudios y se trasladó a California con la intención de ser actor. Antes de comenzar su carrera, se dedicó a todo tipo de trabajos ocasionales, como chofer de limusina o mozo de cuerda. Interpretó también pequeños papeles en series de televisión como Los problemas crecen, Dallas, Jóvenes policías y Treinta y tantos. Su primera aparición en el cine fue como figurante en Golpe al sueño americano (1987), de Marek Kaniewska, y su primer papel protagonista supuso una de las más curiosas aventuras de su carrera: The dark side of the sun se rodó en la antigua Yugoslavia durante el verano de 1988, pero un recrudecimiento de la guerra hizo que se perdiera el material rodado. Tras una búsqueda que duró seis años, su productor, Angelo Arandjelovic, encontró el metraje perdido y estrenó la película cuando Pitt ya era una estrella internacional, con lo que recuperó con creces su inversión. Tras una serie de pequeños papeles menores, le llegó su gran oportunidad con Thelma y Louise (1991), de Ridley Scott, una de las más famosas y polémicas películas de los años noventa. Pitt interpretaba en ella un papel secundario, pero importante: el de J. D., un ladrón de poca monta que es recogido por las protagonistas, Geena Davis y Susan Sarandon, mientras hace auto-stop y cuyas apariciones apenas suman los treinta minutos en total. Sin embargo, aunque breve, su aparición en Thelma y Louise cambió su vida por completo y le convirtió en el actor de moda de principios de los noventa: en apenas unos meses pasó de ser un desconocido a estar considerado como uno de los hombres más atractivos del mundo. En su siguiente película, El río de la vida (1992), fue dirigido por otro símbolo sexual masculino, Robert Redford, que consiguió de él una de las mejores interpretaciones de su carrera. Mientras su cotización subía y la calidad de sus papeles era cada vez mayor, continuó apareciendo en pequeñas producciones como Johnny Suede (1992), dirigida por Tom DiCillo, en la que daba vida a un rockero de improbable peinado obsesionado con el recuerdo de Elvis y con triunfar en el mundo de la música. En Una rubia entre dos mundos (1992), dirigida por el especialista en animación Ralph Bakshi, compartía cartel con Kim Basinger y Gabriel Byrne. Para evitar caer en el encasillamiento interpretó también papeles más oscuros, como el psicópata de Early Grayce de Kalifornia (1993), de Dominic Sena. En Leyendas de pasión (1994), de Edward Zwick, repetía en cierta medida el esquema de El río de la vida. En ella interpreta a Tristan Ludlow, un joven indomable que se alista en el ejército para combatir en la Primera Guerra Mundial huyendo de un amor contrariado por la prometida de su hermano, Julia Ormond, y siguiendo el ejemplo de su padre, un antiguo coronel de caballería retirado en Montana interpretado por Anthony Hopkins. Su siguiente película fue Entrevista con el vampiro (1994), del irlandés Neil Jordan, cuidada adaptación de la mítica novela escrita por Anne Rice en 1977. Pitt era el hilo conductor de la narración al interpretar a Louis, el vampiro al que entrevista Christian Slater en Nueva Orleans. La película cuenta con una barroca puesta en escena de Dante Ferretti y un reparto plagado de estrellas en el que destacan Antonio Banderas y Tom Cruise como el vampiro Lestat, el personaje clave de la serie de novelas de Anne Rice. Mientras la fama de Pitt crecía considerablemente, sus romances con algunas de las más famosas actrices del momento le proporcionaban una buena publicidad. Entre sus conquistas figuran sus compañeras Geena Davis, Juliette Lewis, la estrella de la televisión Jennifer Aniston o la por entonces desconocida Gwyneth Paltrow, con quien participó en una de sus mejores películas, Seven (1995), de David Fincher, en la que acompañado por su compañero, interpretado por Morgan Freeman, investiga una serie de horribles crímenes perpetrados contra reconocidos practicantes de cada uno de los siete pecados capitales. La primera nominación al premio de la Academia le llegó con la extraña y magnífica Doce monos (1995), del antiguo componente del grupo de humoristas Monty Phyton Terry Gilliam. Basada en la película experimental La Jetée, del documentalista francés Chris Marker y escrita por David y Janet Peoples, narra los viajes en el tiempo de Bruce Willis para salvar a la humanidad del ataque del "grupo de los Doce monos", un grupo terrorista-ecologista. Brad Pitt interpretaba al hijo esquizofrénico de un magnate de la ingeniería genética a quien Willis conoce en un sanatorio mental. Pitt obtuvo una merecida nominación al Oscar al mejor actor secundario. En 1996 participó en Sleepers (1996), de Barry Levinson, donde tuvo la oportunidad de trabajar al lado de grandes actores como Robert De Niro, Dustin Hoffman o el italiano Vittorio Gassman. Basada en el libro autobiográfico de Lorenzo Carcaterra, Sleepers cuenta la historia real de los abusos que sufren en el reformatorio cuatro amigos y la posterior venganza contra el jefe de los guardas, un magnífico Kevin Bacon. Brad Pitt interpretaba en ella a Michael Sullivan, ayudante del fiscal que tiene que acusar de asesinato a dos de sus amigos. La película, pese a lo espectacular de su reparto, no cumplió las expectativas y no se encuentra entre los mejores trabajos de Pitt, como tampoco La sombra del diablo (1997), última película del director Alan J. Pakula. Es éste uno de los trabajos con los que Pitt quedó menos satisfecho y del que está a punto de retirarse al ser cambiado el guión durante el rodaje, pero un posible pleito de casi sesenta millones de dólares le lleva a acabarla a regañadientes. Con paso firme, sin embargo, Pitt continúa su trayectoria cinematográfica. En Siete años en el Tibet (1996), del francés Jean-Jacques Annaud, interpretaba otro papel basado en un personaje real: el montañero y aventurero austriaco (y simpatizante nazi) Heinrrich Harrer, el primer occidental que ascendió hasta la ciudad santa de Lhasa en el Tíbet y convivió con el Dalai Lama. La película utiliza abiertamente el nombre de Pitt como reclamo publicitario y se une a la moda del budismo que invade Hollywood a finales de los noventa. El gobierno chino declaró al actor persona non grata y le prohibió la entrada a su territorio. |
Brad Pitt: los amores del sex symbol de Hollywood (II) |
El primer romance que se conoce de Brad fue con Tonya Westphalen una chica rubia de ahora 41 años, quien en sus épocas de High School vivió una tórrida relación con el ahora famoso actor cuando estudiaban en Springfield. “Era inteligente y con sentido del humor. No tomaba drogas ni bebía. Fue elegido el chico mejor vestido de la escuela”, cuenta Tonya, quien puede presumirle al mundo entero de haber sido quien estrenó los jugosos labios de Brad. La relación acabo, sin embargo, cuando Brad comenzó a salir con una chica de nombre Becky. El galán de Hollywood quiso remediar la situación al escribirle a Tonya un mensaje en un libro escolar: “Corazoncito, no se cuál es mi problema. Tú siempre me cuidaste y me entendiste sin importar de qué se tratara y yo te amo por eso. Siempre habrá un lugar en mi corazón para ti”. Y aunque ahora se trata de una mujer madura, fue esta bella chica quien se ganó la confianza de Brad, tanto que ahora ella afirma saber detalles respecto al rompimiento de Pitt con Jennifer Aniston. Pero remontémonos a la historia, la fama de galán seductor del ex de Aniston comenzó en los años ochenta, cuando grababa la serie televisiva Dallas como el novio de Shalane McCall, hija del personaje interpretado por Priscilla Presley. Sería precisamente con la joven actriz Shalane con quien mantendría su primer romance cinematográfico fuera de pantalla. Cuenta Philip Lobel, su manager de ese entonces, que el galán se enamoraba fácilmente de las actrices que iba conociendo en las series y hasta le pedía dinero para comprar obsequios a sus conquistas. Continuando con las novias “oficiales” se dice también que en la película Faltando a clase, mantuvo un romance con la protagonista, Jill Schoelen, otro amor de película. Por supuesto no podía faltara un “amor prohibido” en esta selecta lista, se trata del flirteo que Brad tuvo alrededor de medio año con Robin Givens, quien en ese momento estaba casada con el boxeador campeón mundial Myke Tyson y a punto estuvo de dejar de ser un galán, ya que se arriesgó a ser golpeado y con justa razón: encontró a la pareja en una escena comprometedora ¡en su propia casa! Con el paso del tiempo, Pitt siguió arrasando entre las más hermosas mujeres del espectáculo, pero un romance formal de tres años surgió hasta que trabajó en la serie ¿Demasiado joven para morir? Allí se enamoró de la en ese entonces joven promesa de Hollywood: Julliette Lewis, de escasos 16 años, con quien incluso pensó en rentar una casa e irse a vivir juntos. Sin embargo, por temor a que las leyes pudieran castigarlos, por la edad de la novia, la pareja declinó la opción. En 1992, Brad participó en la cinta Seven, en al que daba vida aun detective en persecución de un asesino serial obsesionado por los siete pecados capitales. Allí conoció a otro de sus amores, la bella Gwyneth Paltrow, con quien también se llegó a rumorar que contraería nupcias; sin embargo, la relación terminó por la supuesta diferencia de caracteres y gustos en estilos de vida. De esa corta relación nacería uno de los grandes clásicos de paparazzismo: las fotos que les hicieron a la pareja mientras se bronceaban desnudos en el jardín de su casa. Las fotos de un pletórico Brad Pitt en la intimidad de su hogar dieron la vuelta al mundo saciando el morbo por la mayor estrella joven del Hollywood del momento. Tras el fin de su relación con Gwyneth, Pitt conoció a Jennifer Aniston en la popular serie Friends, la relación se consolidó y llegaron a altar el 29 de julio de 2000. Había nacido la nueva pareja perfecta de Hollywood.
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