Barcelonés, rondando la cuarentena y con unas hechuras de galán que bien podrían haberle valido para protagonizar algún clásico del Hollywood de los 50. Así es Josep Linuesa. Un actor de escuela que sin renegar de su perfil de conquistador ha sabido interpretar a personajes de vida dispar. Inició su carrera en el teatro, en su ciudad natal, donde también conoció la fama televisiva participando en varias series del canal autonómico TV3 ('La granja'. 'Nissaga de poder', 'Ambiciones'....). Fue en 1998 cuando decidió trasladarse a Madrid para probar suerte en el cine. 'En la puta vida' o 'El alquimista impaciente' le vieron debutar en la gran pantalla, pero su mayor recompensa llegó en agosto de 2008, cuando vio estrenado 'Mi último verano con Marian', película en la que protagonizó su propio guión. El primero de tres. Porque Linuesa también es creador de argumentos. Rara avis dentro del mundo de la interpretación española.
Linuesa tiene escritos tres guiones, entre ellos, 'Mi último verano con Marian'
Pero su otro mundo no es tan extraño. Se confiesa amante de la música, en especial de las voces negras del soul y el jazz. Inigualable banda sonora para una velada de sashimi, buen vino y mejor compañía "alguien que sepa escuchar". Para oír, quizá, sus recuerdos de infancia, cuando Josep era un niño pegado a una pelota, un niño que vibró más que nunca el día en que, a los 6 años, recibió como regalo una bicicleta. Presagio de su actual pasión deportiva: el baloncesto y el tenis ocupan sus horas libres. Y también la lectura. Por deformación profesional devora guiones de teatro pero también ha sucumbido a autores de moda como Ken Follet o Carlos Ruiz Zafón.
El deporte y la música son las mayores aficiones del actor catalán
Linuesa tampoco se pierde un estreno cinematográfico. Procura ir al cine regularmente para estar al tanto de las novedades, y para disfrutar... siempre en versión original. Un 'purismo' que lleva a su propio trabajo. Analiza sus interpretaciones con espíritu crítico y con afán de lograr lo imposible: la perfección. Aunque ya está más cerca de ella, ha recorrido mucho desde que su maestro, Dominic de Faccio, le pusiera sobre la pista de los escenarios. Ahora sólo es cosa de dejarse llevar... que todo barco con buen patrón siempre llega al mejor puerto.